11 de diciembre de 2007

¿Reformismo o Muerte?

Ya se ha tocado el tema varias oportunidades, sin embargo es prudente retomarlo para esclarecerlo un poco más.

El reformismo en primer lugar, prescinde por completo del socialismo científico y abre camino a un aluvión de teorías económicas, sociales y hasta filosóficas, a una muy diversificada gama de tesis políticas que van, dentro de ese sector, desde la izquierda moderada hasta la derecha que se pronuncia indisimuladamente por la conservación del capitalismo y su modernización.

El reformismo niega, a veces en la teoría y siempre en la práctica, la lucha de clases, sustituyéndola por una colaboración de clases. Las reformas que propicia van destinadas a consolidar el capitalismo y a ponerlo en condiciones de frenar el auténtico movimiento revolucionario. Buscan reformas por las reformas en si y no como vías hacia la creación de una sociedad socialista real. Una vez enquistados en el poder dejan a un lado eventuales planteamientos revolucionarios y se adaptan a la convivencia con la plutocracia, a la cual intentan arrancarle algunas ventajas para los trabajadores, a fin de conservar la clientela electoral y atenuar las presiones sociales.

El reformismo auspicia y se contenta con la “democracia burguesa y liberal”, con el régimen parlamentario y en última instancia, como "mal menor" ante la acción revolucionaria, admite a los capitalistas y apenas aspira a la limitación de sus privilegios, a la queja frente a sus excesos, pero todo dentro del dominio del sistema económico burgués. Los reformistas dicen: “Todo se resuelve con calma, es todo un proceso”. En una palabra, anteponen la evolución a las transformaciones revolucionarias reales.

El reformismo colabora en los hechos con el mantenimiento del status y sólo pide que las clases dominantes, “comprendan” las razones de los trabajadores para pedir mejoras de su situación. Abre, en suma, válvulas de descompresión para evitar la explosión de la caldera.

El reformismo no acepta la misión de la clase obrera, no procuran, por consiguiente, crear una conciencia anti-capitalista en los trabajadores.

El reformismo dice combatir el imperialismo; mas, en el terreno de los hechos, concilia y tolera la presencia del capital financiero, recortándole apenas las uñas.

Eso es, a grandes rasgos, la esencia del reformismo. Pero debe quedar claro, empero, que no debe enfocarse este fenómeno ideológico como una característica homogénea, toda vez que el peso de los explotados sigue presente y cada día se percibe con mayor nitidez la presión de las capas sociales que no se resignan a ser indefinidamente expoliadas.
De allí que no debemos dejar que nos arrastren hacia un enfoque indiferenciado de las masas que se hallan bajo la influencia del reformismo.
La defensa de la paz ofrece, más que ninguna otra consigna, piso sólido para la acción coincidente, así como también de la economía nacional como ocurre con la deuda e(x)terna, la lucha contra la doble tributación imperial, contra el desempleo, el alto costo de la vida, el descenso apresurado del salario real, etc.

La política de los verdaderos revolucionarios al respecto es justa: unir a los más variados sectores anti-capitalistas y populares en un torrente único que dé la batalla final a los reformistas y al gran capital nativo y extranjero.

El momento en Venezuela es provisor y es preciso aprovecharlo.

PATRIA, SOCIALISMO o MUERTE!
VENCEREMOS!

No hay comentarios: