11 de diciembre de 2007

Reflexionemos, pero ¿quién dijo miedo?

Quisiera decir algunas palabras a propósito de la situación política actual y una tranca que hubo en la Francisco Fajardo el pasado mes de Octubre.

Una de las acusaciones que ha sido realizada por aquellos que hablan de lo “social”, pero que son burgueses en los hechos, es que cualquier descontento o crítica al proceso que vive Venezuela desde 1999 es irracional, que los que se rebelan desde las masas populares son "contras", “agentes de la CIA” o “infiltrados de la oposición fascista”, que este tipo de actitud es apolítica por carecer de reivindicaciones: ¡Nada más falso!

Es obvio que un discurso como ése, es el de los representantes de las capas sociales opuestas a una revolución verdadera.
Estemos claros desde un principio que un movimiento revolucionario no puede partir de funcionarios o gobierneros, para los que sus puestos están garantizado de por vida chupando de la teta del Estado. Pero, es inevitable, igualmente, que los trabajadores que padecen el chantaje del paro en las empresas capitalistas no osen rebelarse de un día para otro, sobre todo cuando todo el mundo sabe que los sindicatos traidores de la clase son contrarios a los conflictos duros y a la confrontación con las empresas.
Por ende, es necesario entender, que los que no tenemos nada que perder somos los que levantamos la bandera de la lucha de clases y rechazamos la tendencia reformista.

Es más, una crítica sincera contra nosotros no puede echar de menos más que una cosa: que no haya habido una organización auténticamente revolucionaria capaz de profundizar y extender un movimiento popular, revolucionario y socialista, no lo negamos.

Lamentablemente, el Estado y los burgueses tienen todas sus ideas “bonitas” bien formadas y grandes recursos; su práctica es la "aplanadora". Los capitalistas deben preservar sus intereses a corto plazo, cueste lo que cueste. Por el contrario, las masas tienen ideas nuevas, que tardan tiempo en desarrollarse; y los medios son débiles cuando las masas no están organizadas.

Para muestra un botón: El pasado referéndum del 2-D fue sólo un pretexto para el nuevo duelo entre el reformismo y la burguesía tradicional que aplicará una línea dura aliándose a las clases medias más que nunca opuestas al proletariado.
Lo más sorprendente es que incluso, muchos de los que pretenden estar en oposición al sistema capitalista han retomado partido por la causa de la reacción. Sus máscaras de social-capitalista han caído: su discurso es social, pero su práctica es pro-capitalista (basta ver el tema de la propiedad privada de los medios de producción), en realidad quieren la misma vaina con distinta cantaleta.

Nuestra actitud tiene que ser la misma que la del Cda. Lenin cuando se planteaba:
"El marxismo, en este sentido, aprende, si puede decirse así, de la práctica de las masas, lejos de pretender enseñar a las masas formas de lucha inventadas por "sistematizadores" de gabinete."… "¿Cuáles son las exigencias fundamentales que todo marxista debe presentar para el análisis de la cuestión de las formas de lucha? En primer lugar, el marxismo se distingue de todas las formas primitivas del socialismo pues no liga el movimiento a una sola forma determinada de lucha”.

El marxismo admite las formas más diversas de lucha; además, no las "inventa errando", sino que generaliza, organiza y hace conscientes las formas de lucha de las clases revolucionarias que aparecen por sí mismas en el curso del movimiento. Que trancaron una autopista? Ajá, y? ERA EL PUEBLO ARRECHO!! La tranca se justifica!! (OJO NO CONFUNDIR CON LOS GUARIMBEROS DEL FASCISMO)

Todo esto demuestra que la tesis marxista sobre las luchas de clases es justa y correcta, que el proletariado es pues la clase revolucionaria que no tiene nada que perder más que sus cadenas, y que su manera de luchar es la revolución verdadera, popular y socialista.

Lo único que tenemos que condenar es que el conjunto del proletariado no haya abierto los ojos todavía, somos minoría. Sin embargo criticamos contundentemente la sumisión de los “revolucionarios” de salón a la pequeña burguesía, “revolucionarios” de salón que no conciben más que una lucha “democrática”, liberal y asociativa y que huyen desde el mismo instante en que las luchas de clases se aceleran.
Entre estas gentes priva el mito de "comprender": Las masas no necesitan que se les comprenda, sino que se les organice. Ya que sí, es verdad, el pueblo quiere revolución verdadera, las masas quieren cambios radicales.

Sólo los partidarios del capitalismo nos pueden criticar, sólo los pequeño-burgueses pueden preferir un mundo apacible, que no moleste su comercio o libre tránsito con sus carros de último modelo. Y sólo los traidores pueden rechazar el descontento y la crítica al proceso bolivariano, o silenciarla, bajo el pretexto de que las formas de lucha no son las "adecuadas" y le “estamos dando herramientas al enemigo”… ¿Cuáles son las formas de luchas “adecuadas”, quién coño es el enemigo entonces?

Los que reprochan no el descontento y la crítica, sino la práctica, en realidad no "comprenden" lo que es el pueblo y su justa reivindicación. Los que dicen esto se imaginan que las masas no existen más que pasivamente, que están subordinadas a intelectuales "progresistas" o líderes mesiánicos. Eso no es más que un punto de vista pequeño-burgués que apunta a subordinar a las masas a las iniciativas pequeño burguesas, que por otra parte proliferarán en lo sucesivo (iniciativas para ir a votar en los barrios, rechazo de una crítica del capitalismo por una visión dialéctica de la historia, etc.)

Los que no atribuyen al descontento y la crítica el carácter radical del pueblo son idealistas que no consideran que las masas hacen la historia y que no consideran que en la naturaleza misma de las masas está el desear la destrucción de lo viejo por lo nuevo.

Es por eso que el papel de los cuadros revolucionarios y de los movimientos populares es el de educar a las masas mostrándoles su verdadera naturaleza. Las masas saben en lo más profundo de sí mismas que están oprimidas y explotadas, pero no se atreven a actuar colectivamente como masas.

Los marxistas somos la memoria de las luchas de las masas por su liberación y, por tanto, somos necesariamente su dirección política.

El descontento y la crítica dentro del proceso es una revuelta dentro de la continua revuelta de las masas contra la opresión, es una rebelión.

Y nuestra tarea es aceptar el desarrollo desigual del proceso por una revolución verdadera, es aceptar el desfase entre la situación social y la práctica de las masas para situarlas al mismo nivel y desarrollar la conciencia revolucionaria.

Esas son las tareas prácticas de los verdaderos revolucionarios para los próximos años.

A buenos entendedores, pocas palabras…
Para que no sea sólo un lema, sino una realidad:
PATRIA, SOCIALISMO o MUERTE!
VENCEREMOS!

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