11 de diciembre de 2007

La Universidad que Tenemos


Lo primero que se hace necesario señalar es que la Universidad en un país capitalista es un instrumento de las clases dominantes para tratar de capacitar a sectores medios y a limitados sectores populares como técnicos y profesionales requeridos para el mantenimiento y desarrollo de su sistema socioeconómico; A su vez, la Universidad, es también utilizada por estos sectores medios y populares como un medio de ascenso social, económico e incluso político. Aclarado este punto, cabe la pregunta: ¿Cómo puede ser esto posible bajo un gobierno revolucionario? Primero porque desgraciadamente, aún estamos bajo un régimen capitalista. Segundo, si bien el carácter del gobierno actual es progresista y humanista y llama constantemente a la transformación universitaria y educativa, este llamado aún no ha tenido eco. Una de las razones principales para que no tenga eco es que actualmente, bajo la excusa de la autonomía, sobre la Universidad se ha ejercido una fuerte y sostenida presión por parte de sus actuales autoridades, títeres de las clases dominantes, para frenar toda transformación con el propósito de imponer el academicismo, la eficiencia burguesa y la orientación neoliberal alienadora. La transformación debe surgir de la propia Universidad, el gobierno no puede, al menos que la intervenga, hacer la tarea histórica que nos corresponde. Afortunadamente, pareciera ser que existen sectores tanto internos como externos a la Universidad que nos oponemos al oscurantismo, la dependencia científica, tecnológica y cultural de que es víctima la Universidad y el país en general. Consideremos a continuación las características de la Universidad que tenemos para abrir el debate y proyectar entonces los cambios necesarios para su transformación.

Formación individualista
La formación que se imparte en nuestras universidades es fundamentalmente individualista, aunque hay rasgos que informan de la existencia de corrientes que propugnan la tesis del compromiso ideológico y la conformación de una conciencia nacionalista colectiva. Sin embargo, las motivaciones dominantes de los sectores que la constituyen son el ascenso social y el aumento de los ingresos económicos, a pesar de que la inserción de la Universidad en las luchas ideológicas y políticas nacionales, la libre discusión que en su seno se desarrolla sirven para contrarrestar, por lo menos parcialmente, esas motivaciones.

El estudio y los aportes a la realidad nacional: Una actividad marginal
La Universidad básicamente circunscribe sus actividades a labor educativa de pre-grado y, con menor intensidad, a la actividad de post-grado. Estas labores son privilegiadas cuantitativamente en detrimento de las actividades de investigación y extensión. Se puede asegurar que el estudio de la realidad nacional y el aporte de soluciones a los problemas de las grandes mayorías del país son actividades completamente marginales. Lo mismo ocurre con las actividades de divulgación de conocimientos y experiencias, a pesar de la importancia político-social que éstas tendrían al construir un mecanismo que se opondría a la selección social que hace el sistema educativo. Vemos por ejemplo, que lamentablemente las universidades son instituciones que manifiestan un alto grado de ideologización errada, cuya expresión más visible es el divorcio entre teoría y práctica, entre el trabajo manual y el trabajo intelectual, entre ciencias sociales y ciencias naturales.

Investigación científica dependiente
La investigación científica que se realiza en la Universidad es también dependiente. Se estudian problemas de otras latitudes, no se orienta a la solución de los problemas básicos del pueblo venezolano, lo que significa que ofrece un demacrado servicio a la sociedad del futuro, puesto que no está en capacidad de dirigir u orientar un proceso de desarrollo autónomo sostenido. En el campo de las Ciencias Jurídicas por ejemplo, las actividades de investigación reproducen la dependencia y el sometimiento, no sólo cultural, sino jurídico. Además, la investigación no cumple un papel en la formación de una conciencia crítica en el estudiante. No existe una planificación de las actividades de investigación; estas se producen un tanto en forma espontánea, por iniciativas individuales y en relación a problemas provenientes de otras realidades sociales, en las que han sido formados por investigadores o de donde proviene la mayor parte de la literatura científica que se utiliza.
Además del papel en la formación de profesionales (peones del capital), con su estructura actual, la Universidad formaliza un papel de legitimación política del sistema de dominación capitalista-neoliberal. Es decir, nuestro modelo económico de explotación del hombre por el hombre requiere un sistema educativo que lo legitime y lamentablemente la Universidad en nuestros días contribuye a ello. La existencia de la universidades tal cual como la conocemos hoy, conducidas y enclaustradas fundamentalmente por factores reaccionarios, pseudo-revolucionarios y fascistas en lo interno aupados por la actual Ley de Universidades, legitima la supervivencia de la burguesía más rancia cortando de esta manera los lazos entre lo que debería ser la Universidad para la sociedad y el proyecto de país que deseamos los progresistas y revolucionarios. Por otra parte, al igual que sucede con la mayoría de las instituciones del sistema capitalista, lastimosamente distintos sectores industriales y mercantilistas acumulan capital en relación con el “desarrollo” de la actividad universitaria.

El gasto universitario
A mediados de los años setenta, durante la época de la bonanza económica y de los altos ingresos petroleros, se efectuó un incremento irracional del personal docente y de servicio en muchas dependencias universitarias, lo que trajo como consecuencia un alto grado de burocratización que ha permitido y facilitado los ataques de las clases dominantes en su empeño por colocar a la Universidad bajo su tutela absoluta. El gasto universitario se elevó sin que esto obedeciera a requerimientos reales de la institución, ni al desarrollo de políticas de investigación o extensión necesarias para el desarrollo nacional. A partir de 1981, la situación comienza a cambiar y las universidades se ven sometidas a una reducción importante de sus presupuestos, con motivo de la grave crisis fiscal en que entró el país. El déficit es gigantesco, sumamente grave, y la deuda universitaria aumenta año tras año. Por fortuna, el gobierno actual no sólo ha reconocido la deuda sino que además la ha cancelado en su mayor parte, sin embargo no deja de ser un gran dilema. Esto crea un cuadro de crisis que pone en peligro el funcionamiento de las universidades a corto plazo por culpa de errores del pasado.
La generación de ingresos propios es deficiente en general cuando no corrupto. Se ha intentado respaldar el establecimiento de relaciones con el sector productivo, con miras a obtener formas de financiamiento. En este sentido es necesario alertar que esta relación no debe mediatizar las funciones fundamentales de la institución y tampoco debe terminar de poner la Universidad al servicio de los grandes capitales nacionales aliados al imperialismo. Esta actividad debería en todo caso servir para reforzar aquellos sectores productivos antimonopólicos y anti-imperialistas.

La autonomía universitaria
La autonomía universitaria es sometida a limitaciones cada vez más recientes desde adentro. Las autoridades actuales que actúan consciente e inconscientemente propician acciones que dan una imagen de caos, irresponsabilidad, falta y/o abuso de autoridad y arbitrariedad dentro de la institución. Estos enemigos internos, lejos de contribuir a la solución de los problemas universitarios, tiene como política el ayudar a que la Universidad se hunda más en la crisis, mientras que la empresa privada se prepara para adecuar a su modo todo el sistema educativo. Esto es aprovechado por los sectores sociales más reaccionarios, pseudo-revolucionarios y fascistas para proponer y/o mantener a la Comunidad Universitaria modelos autoritarios de gobierno que contradicen la esencia misma de la Universidad.

Se pretendía con este análisis, señalar algunas de las características de la universidad pública venezolana. Sabemos que lo anterior, es apenas un tímido esfuerzo para señalar ciertas cosas negativas, que son variadas y mucho más complejas, pero superables. Sólo mediante el conocimiento y el estudio profundo de lo que son nuestras universidades, podremos los sectores revolucionarios de la universidad y el país definir una política universitaria adecuada al desarrollo independiente de nuestra nación. ¡Adelante!

2 comentarios:

Usuario dijo...

Valodia te dejo este comentario que publiqué en los foros de aporrea que tenían que ver con la reforma del artículo 190. Son precisiones de alguien que vivió desde adentro la universidad (UCV) hace unos cuantos años pero que se ajustan a mi entender a cabalidad en el momento actual. La misma ha sido entregada a un grupo de profesores y estudiantes de izquierda o progresistas de la UCV que no están de acuerdo con la forma y manera que las autoridades actuales la gobiernan, con el fin de generar un accionar concreto en lo inmediato para contrarrestar la preponderancia de la derecha entreguista representada en sus autoridades como en un buen número de estudiantes.

LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA Y LA REFORMA CONSTITUCIONAL
Parto de las siguientes premisas: 1. Las universidades autónomas (5 del total de la universidades e institutos de educación superior públicos del país) se han convertido en centros de difusión del pensamiento de la derecha como consecuencia del abandono de los mismos por la izquierda o los sectores progresistas. 2. La autonomía universitaria no puede concebirse como un fetiche que deba ser apoyado per se. 3. La organización de las masas (sean estas de trabajadores, sociales, de estudiantes, de los oprimidos) no puede ser regimentada por un papel ni desconocer las organizaciones tradicionales de los mismos. 4. Si queremos democratizar efectivamente las universidades se debe plantear la democratización del cogobierno no solo aumentar sus electores, y generar la participación directa del pueblo en su seno.

Desarrollemos un poco cada punto y demos la discusión.

1. Como lo planteé en un post previo, la situación actual de las universidades autónomas es una consecuencia de la bonanza financiera que vivimos, y del abandono de las posiciones verdaderamente revolucionarias de las organizaciones progresistas y de izquierda al integrarse al clientelismo que permite el gobierno universitario. No es nuevo ese clientelismo. Lo que si es nuevo es su disponibilidad presupuestaria que hasta los 90 siempre fue exigua. La misma escasez hacía que las luchas por un mejor presupuesto aglutinara sectores diversos entre las fuerzas vivas de la universidad enfrentándolas a los gobiernos de turno hasta que Chavez llega al poder. Como paliativo a la escasez y al manejo descontrolado e inauditable del presupuesto por las autoridades centrales o de facultades, comenzaron a surgir tentativas de generar recursos propios de forma anárquica por parte de grupos de investigación profesorales, asociaciones "convenientes" con empresas nacionales o extranjeras por parte de escuelas de la universidad, ingreso selectivo de estudiantes por medio de pruebas de aptitud y cursos propedeúticos a nivel de las facultades, o hasta la producción de insumos o productos desde ciertos institutos de investigación con capacidad industrial para hacerlos con el visto bueno de las autoridades de los consejos universitarios. Dependiendo de donde se generaba el ingreso extra, se generaban las posiciones clientelares y de poder, fundamentalmente porque escapaban aún más de los controles internos. La derecha supo copar mejor estas intensiones de mercadear la universidad que la izquierda que siempre se quedó enmarcada en el academicismo de sus integrantes. Hasta este mercadeo se veía como un paso progresivo porque la universidad estaba dando pasos ciertos hacia la "integración con la sociedad", bandera que la izquierda siempre denunció que no hacía. Pero no denunció que tales negocios por obtener ingresos extras nunca fueron sometidos al escrutinio de los organismos contralores de la propia universidad. Y hubiera sido oportunista hacerlo ya que dentro de las mismas facultades y escuelas donde la izquierda mantenía el control no lo hacían ni con el propio presupuesto formal asignado.

2. La autonomía universitaria siempre ha sido un planteamiento que la izquierda ha defendido, fundamentalmente cuando lograron copar los puestos de poder. Hoy, cuando no los ocupan, se siguen aferrando a ella y la refrendan dentro de la reforma constitucional, aún a pesar de que es la palanca con la cual la derecha se apoya para bombardear el proceso de cambios que vivimos. Soy de los que cree que la autonomía universitaria debe ser apoyada en estos momentos, pero para de su mismo seno eliminarla. ¿Cuándo hacerlo? Cuando el socialismo verdadero se implante (no en esta perversa democracia burguesa aliada de los capitales criollos o imperiales) en pos de una verdadera economía planificada y en función de las necesidades de las grandes mayorías explotadas y oprimidas. ¿Para qué querer autonomía del colectivo socialista? La autonomía es necesaria frente a la burguesía y el imperialismo que quiere imponerse en la lucha de clases frente a los explotados, y ese debe ser el papel de rescate que debe asumir el movimiento revolucionario de estudiantes, profesores y trabajadores, que en gran medida ha sido puesto en bandeja de plata a los reaccionarios de la universidad. Y ha sido de esta forma al desviar con soluciones tuteladas (UNEFA y UBV) las necesidades de educación superior de las grandes mayorías a pesar de que el propio CNU les asignaba a las universidades autónomas tanto el estudiante privilegiado de los colegios privados como un presupuesto conveniente en los casi nueve años del gobierno de Chavez. El derecho de los excluidos tradicionalmente debe hacerse hacia estas universidades como a las nuevas. Plantearse la autonomía es plantearse la eliminación de la selectividad de los nuevos estudiantes. Y ante la tradicional escasez para suplir las necesidades insatisfechas (transporte, comedores, bibliotecas, aulas de clase convenientes, profesores académicamente aptos, espacios culturales, etc) que la burguesía pretende reducir a una mínima expresión para producir un graduado alienado y apto a sus intereses, las organizaciones gremiales deben retomar como suyas dentro de las propias universidades tradicionales exigiendo cuentas claras en el manejo presupuestario y que los fondos, tanto los asignados por el CNU como los de origen propio, sean revertidos en solventar estas necesidades. La autonomía universitaria es aún útil para tomar nuevamente esas banderas y exigir a las autoridades que sean, pronta respuesta. De igual modo, se debe plantear la autonomía de las nuevas universidades públicas como acción de los gremios frente al tutelaje impuesto.

3. Este punto es consecuencia del anterior. Las organizaciones tradicionales de los gremios deben ser recuperadas para sus miembros y no como furgón de cola de los patronos o autoridades. La organización no puede ser regimentada pues su consecuencia elimina su independencia. Es la movilización de la masas con una vanguardia y un programa políticamente revolucionario que pueda tener sentido lograr la consecución de los objetivos planteados, la retoma de centros de estudiantes y FCU. Lo otro, obviarlos por consejos estudiantes reglamentados a futuro (ver reforma constitucional) se asemeja al foquismo guerrillero de los 60. Si no tenemos mayoría en los centros de estudiantes ¿cómo vamos a ganarnos a los estudiantes hacia un consejo de ellos y hacer mayoría? Que en función del radicalismo de los estudiantes o profesores o trabajadores hacia las posiciones socialistas en su movilización creen organizaciones de clara independencia de las autoridades tiene toda la justificación, mientras debemos luchar por ocupar los organismos tradicionales para movilizar a los estudiantes por sus derechos insatisfechos. Esto aplica de igual modo con los sindicatos y los consejos obreros. Los sindicatos en su accionar conllevan a la independencia de clase frente a los patronos y la burguesía. Su sustitución reglamentada por consejos obreros lo que promueve es la conciliación de clases entre explotadores y explotados. Si nos planteamos el socialismo sin explotadores ni burócratas debemos levantar el programa reivindicativo desde la independencia de clase frente al patrono y no podemos aceptar su regimentación de ninguna forma.

4. El cogobierno universitario debe ser replanteado. Ante el clientelismo, el ocultamiento del manejo presupuestario y de los fondos propios, y las mafias dentro de la universidad los revolucionarios nos planteamos la democracia del poder, no basta democratizar la elección de los que van a detentarlo. La lucha por un cogobierno paritario de profesores, estudiantes y trabajadores dentro de la autonomía universitaria es revolucionario y progresivo hacia el socialismo e involucra a las masas explotadas y oprimidas en un mejor control del destino de la universidad. Esta lucha es transicional hacia el socialismo. El poder no puede ser ejercido solamente por los profesores, quienes son en última instancia los más reaccionarios de la comunidad universitaria. El cogobierno paritario de los miembros de la comunidad y la participación del pueblo conjuntamente democratiza ciertamente el poder y permite atender las necesidades insatisfechas de cada sector, y permite dar concreción a la idea de la democracia participativa y protagónica esbozada en la constitución. Flaco servicio le hacemos a esta al limitar por ley cómo deben ser electos los que nos van a gobernar. El cogobierno paritario es una bandera de lucha por la movilización en la retoma, con posiciones verdaderamente socialistas, de las organizaciones gremiales dentro de la universidad. Su conquista es con el accionar de las masas movilizadas y no por decreto. Su consecuencia es poner a la universidad al servicio de los explotados y oprimidos y en función del papel que debe jugar la universidad revolucionaria hacia el socialismo.

Valodia dijo...

Muy interesante Virgilio, sin embargo considero que le falta un toque ideológico a la propuesta.

La "Universidad" no es sólo autonomía , elecciones o una gran aula de clases. Ésta debe ser una trinchera de lucha popular por las conquistas sociales del pueblo.

Las autoridades y demás sectores reaccionarios y fascistas están al tanto de ello, por eso se oponían abiertamente la reforma, especialmente al artículo 190.

Ese "polémico" artículo -culpable de muchas cosas- desató un miedo sin paragón en las élites, así como también mucha decepción en la base obrera y en los estudiantes clasistas, revolucionarios de verdad.

Según la visión de los ahora "expertos" en materia universitaria, el artículo 190 era la panacea y gran solución a los problemas que están a la vista de todos.

Se dijo con descaro que ese artículo era "revolucionario" (sic) , cuando en verdad era y es EnTrEgUiStA; ¿Cómo se justifica la elección universal (no sé en dónde, porque se excluye a los obreros) de las máximas autoridades en universidades dónde la mayoría de sus estudiantes son fascistas y reaccionarios al socialismo?

Podríamos hacer toda una tesis ideo-política al respecto, pero el espacio no lo permite. Reflexionemos mejor sobre una parte de la visión del Che Guevara sobre la Universidad en un estado socialista:

“Este es el nudo central del problema; si el Estado es el único organismo o el único ente capaz de dictaminar con algún grado de certeza cuáles son las necesidades del país, evidentemente, el Estado tiene que tener participación en el gobierno de la Universidad. Hay quejas violentas contra ello,” ... “casi como cuestión de principio, la intervención o la no intervención del Estado, la pérdida de la autonomía, como llaman los estudiantes. Pero hay que definir exactamente qué significa autonomía. Si autonomía significa solamente que haya que cumplir una serie de requisitos previos para que un hombre armado entre en el recinto universitario para cumplir cualquier función que la Ley le asigne, eso no tiene importancia; no es ese el centro del problema, y todo el mundo está de acuerdo en que esa clase de autonomía se mantenga. Pero si hoy significara autonomía que un gobierno universitario desligado de las Grandes Líneas del Gobierno Central – es decir: un pequeño Estado dentro del Estado – ha de tomar los presupuestos que el Gobierno le dé y ha de trabajar sobre ellos, ordenarlos y distribuirlos en la forma que mejor le parezca, nosotros consideramos que es una actitud falsa. Es una actitud falsa precisamente porque la Universidad se está desligando de la vida entera del país, porque se está enclaustrando y convirtiéndose en una especie de castillo de marfil alejado de las realizaciones prácticas de la Revolución. Y además porque van a seguir generando una serie de profesionales en carreras aplazables que no se necesitan en estos momentos o gente de toda una serie de profesiones, por lo menos cuyos programas deben ser revisados para adaptarlos.”
Ernesto Guevara De La Serna

Saludos Virgilio!