11 de diciembre de 2007

¿Qué significa reformismo?

El término reformismo, tradicionalmente, se ha aplicado a los que se auto-califican de socialistas, pero que quieren cambiar la sociedad con reformas graduales, normalmente conseguidas mediante el Estado.
David Karvala

El auge del reformismo lo encontramos en los países nórdicos de Europa, en los años 50 y 60 del S. XX. Se desarrollaba entonces el estado del bienestar, con un sistemas sanitario y educativo públicos de calidad y excelencia. Sectores importantes de la economía se encontraban en manos del Estado. Parecía —era— un mundo muy diferente del de las crisis de los años 30.

Pero a finales de los años 70, todo esto se había acabado. Los mismos partidos “socialdemócratas” empezaron a privatizar y a recortar igual que los partidos conservadores.

¿Qué había pasado?

El reformismo no se define por el hecho de intentar conseguir mejoras en la vida del pueblo, de los trabajadores, pero sin matar la culebra por la cabeza.

La esencia del reformismo es la búsqueda de reformas en el capitalismo, sin romper con este sistema de explotación del hombre por el hombre. Ya no se permite la ambigüedad, debe estar prohibida; Se tienen 2 opciones: Luchar por mejorar la vida de la mayoría del pueblo o puede defender el sistema. No se puede hacer ambas cosas a la vez.

El último intento de un reformismo realmente comprometido fue el de Allende en Chile, a principios de los años 70.

Como todo reformista, Allende se encontró inmerso en un dilema, entre la presión desde arriba y las demandas desde abajo, de la gente que le había votado. Como todo reformista, vacilaba. En un momento cedía a las luchas, en otro, hacía concesiones a la derecha. A pesar de las concesiones de Allende, la clase burguesa quería cada vez más hasta que apoyó el golpe fascista de Pinochet. Lamentablemente, tanto Allende como miles de activistas sindicales y de izquierdas perdieron sus vidas.

Fue una lección durísima, que nos demuestra que si nos limitamos a luchar a medias, excluyendo una ruptura con el sistema, acabaremos pagando un alto precio.

El reformista, en pocas palabras, es quien quiere que las cosas sean mejores, a la vez que pone límites; no acabar con el capitalismo ni avanzar al socialismo real.

A estos “reformistas”, se les puede plantear la pregunta y les pregunto: ¿En el caso que se tuviera que abandonar la lucha por una mejora importante o poner en peligro al capitalismo, qué escogerían?

Los que escogerían defender el capitalismo ya no buscan reformar nada. En cambio, los que están dispuestos a romper con el capitalismo tampoco se pueden definir como reformistas.

En este sentido, el reformismo tiene una vida limitada, pero va a depender de una formación integral ideo-política, no de limosnas.

Lamentablemente sigue habiendo mucha gente que todavía no ve que existe este dilema y pueden pasar años valiosos antes de que lo vean. Tendremos que seguir luchando codo con codo. Pero también debemos ir hablando, para que cojamos el mismo camino cuando las únicas opciones sean el acabar con el sistema capitalista o acabar con nuestra lucha revolucionaria.

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