13 de junio de 2008

Abstencionismo, Poder Popular y Socialismo

Antes de entrar en detalles, tengamos presente que el abstencionismo electoral es una poderosa arma para desarrollar la lucha de clases; en efecto, como se ha confirmado en distintas convocatorias electorales, el abstencionismo es un fenómeno de masa (basta reconocer que los no votantes superan el umbral del 45% en Venezuela).

Con la llegada de la mentada 5ta República, han desaparecido los viejos partidos del ámbito político y han nacido los "nuevos" o el "nuevo", sin embargo ese electorado "anónimo" ya no se expresa con un simple voto, sino más bien en base al juicio que se forma ante realidades concretas, de las respuestas que tiene (o que mejor dicho, no ha tenido) en referencia a sus necesidades concretas. El pueblo que no vota mantiene, en un cierto margen, un criterio propio condicionado ante la influencia ensordecedora de las presiones politiqueras, de los chantajes y del control de los partidos de cúpulas podridas ("blancas-blanquitas" o "rojas-rojitas"), lo cual desmonta cualquier medición manipuladora.

Tanto es así que el abstencionismo significa hoy una inclinación a la desconfianza hacia las instituciones y a los partidos politiqueros porque no sólo se demuestra ser independiente con respecto de las presiones electorales; es decir, expresa un abierto desafío hacia los que quieren someter a los demás al jueguito electorero de los oportunistas de oficio.

Estamos entonces ante un hecho histórico de inmenso valor, ante un terremoto político que por supuesto implica al proletariado y al pueblo en general, que han sido víctima de la falsa prédica "participativa y protagónica" de los reformistas y revisionistas; la realidad es que el dedo se sigue imponiendo como en antaño.

Pero consideremos algo, el abstencionismo electoral, todavía espontáneo y no organizado, tiene hoy una nueva señal política de rechazo genérico y a la práctica de un electorado específico y abierto de una mayoría relativa del electorado. Por ende, a ciencia cierta, hoy el "partido abstencionista" es el número 1 en Venenzuela, de él depende quien pierde o qué se gana.

Por eso nos corresponde a los revolucionarios evaluar el abstencionismo para que éste haga un salto de calidad, transformándolo en disenso militante y anticapitalista en lucha abierta por el socialismo.

Nuestras palabras deben ser contundentes para resaltar las bondades de una respetable postura como esa, de allí que tenemos en primer lugar la tarea de elevar la conciencia política de las masas, sobre todo aquellas que se dejan engañar con los cantos de sirenas de los reformistas y revisionistas; tenemos que hacerle comprender al electorado de izquierda cuál es la estrategia victoriosa.

No en vano, el abstencionismo es temido como la peste por parte de los privilegiados de la politiquería barata, hacen de todo para taparla y restarle importancia. De allí que el objetivo de estos vende-patrias no es más que el de crear ideas negativas en torno al tema de modo que se excluya éste tipo opinión totalmente válido.

Ante ese atropello, debemos responder contundentemente; tenemos que llamar principalmente la atención de las masas organizadas, del Poder Popular creado y no el decretado a dedo, nuestra consigna debe ser: "Combatimos la farsa electorera bajo las banderas del Poder Popular y el Socialismo Científico''. Es allí donde entra en juego el Poder Popular y el Socialismo.

Tenemos que estar atentos a no confundir el Poder Popular creado con el decretado a dedo, mientras que el primero es de carácter permanente y constituye el organismo de dirección política de las masas que no se reconocen en el capitalismo y practican el abstencionismo electoral; los segundos son temporales, generalmente bailan al son que les impone el Estado capitalista y burgués, están sujetos a la limosna gobiernera y del chanchullo electoral burgués, nacen en función de la plata oportunista y las falsas promesas, pero sobre todo están destinados a desaparecer cuando se han llenado los bolsillos.

El Poder Popular creado por el pueblo está compuesto por camaradas combativos, no-sumisos ni blandengues, anticapitalistas , antifascistas y abstencionistas que participan en base al mandato revocable de las Asambleas Populares Territoriales.

Las Asambleas Populares Territoriales, a su vez, tienen que estar constituidas en cada barrio, en cada esquina por todos los habitantes allí domiciliados -incluyendo los jovenes de 14 años en adelante- que se abstienen a las elecciones, que se declaran anticapitalistas, antifascistas y partidarios del socialismo real, pero sobre todo dispuestos a combatir las instituciones, el poder central y local y el sistema capitalista y su estructura explotadora.

Cada Asamblea Popular ha de eligir su Comité Popular, siempre bajo la figura de la democracia directa. El conjunto de los Comités Populares constituye el circuito político democrático de masa popular alternativo al Estado y a las instituciones y estructuras representativas burguesas; ese conjunto de pueblo organizado debe ser la postura alternativa y antagonista de las administraciones locales y del gobierno central que sólo priva por sus intereses y los de sus defendidos.

No olvidemos que el objetivo fundamental del Poder Popular creado y organizado es el de conducir las masas, ser su vanguardia para la lucha política y así arrancarle el poder que les pertenece por derecho.

Naturalmente, el Poder Popular creado y organizado no puede nacer de la noche a la mañana, con actos burocráticos, con discursos, en un cyber o chateando sin que tengan una efectiva base de masa. Hace falta un largo trabajo propagandístico y una etapa más avanzada en la conciencia política de las masas para hacer madurar completamente las condiciones y contradicciones políticas y organizativas para crearlos.

Las cartas están echadas...

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